LA HERMENÉUTICA EN GENERAL
La hermenéutica, dicho de un modo sencillo, ha sido definida como la ciencia de la interpretación. El término viene del griego “hermenevein” o “hermeneuo”. Interpretar también puede significar: explicar o traducir.
Una definición más completa es: “la
ciencia que estudia y define principios y métodos para interpretar el sentido o
significado de un determinado autor u
obra.”; y en lo que respecta a nosotros, en este seminario
nos ocuparemos de conocer los principios y reglas establecidos para el estudio
de los Escritos Sagrados.
El objetivo primario y básico de la hermenéutica es
descubrir
y explicar, hasta donde sea posible, el significado original del
texto bíblico, tomando en consideración que “toda la Escritura es inspirada por Dios”
y que para poder entenderle e interpretarle correctamente es necesario contar
con la ayuda del Autor y Maestro de este majestuoso Libro, el Altísimo Dios
Todopoderoso; y que contiene, además, un mensaje no solo para la época en que
los Hagiógrafos Sagrados fueron inspirados para escribirla sino para todas las
épocas, por lo cual decimos que “Dios es el mismo, ayer hoy y siempre”.
Para mayor provecho de la Palabra
de Dios, el estudiante serio de las Escrituras debe realizarse siempre 2
preguntas primarias:
1. ¿Qué quiso decir el escritor
bíblico a los primeros destinatarios del texto?, y
2. ¿Qué nos dicen ese mismo texto y
autor a nosotros hoy en día?
Para descubrir este doble
significado, debemos hacer lo que llaman los eruditos “la contextualización” del texto y del mensaje; es decir, darle el sentido correcto. En esta
etapa se debe situar el texto dentro del
contexto o ambiente histórico, social y literario en el que fue compuesto inicialmente para descubrir el
significado o sentido primario que el autor quiso dar a sus primeros lectores u
oyentes.
Luego debemos situar ese mismo
texto en el contexto en el que vive el
lector o destinatario actual para descubrir lo que realmente quiere decir
Dios al lector contemporáneo.
Especialmente importante para el
exegeta es el transportarse mentalmente
a la época de un escritor antiguo, estudiar las circunstancias que le rodeaban
al escribir y, entonces, mirar al mundo desde el punto de vista del escritor.
Ejercicio. Dado lo anterior, analicemos
Hch. 21: 27-36.
27Pero cuando estaban para cumplirse los siete días,
unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le
echaron mano, 28dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es
el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este
lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este
santo lugar. 29Porque antes habían visto con él en la ciudad a
Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. 30Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el
pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e
inmediatamente cerraron las puertas. 31Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno
de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. 32Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió
a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear
a Pablo. 33Entonces, llegando el
tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué
había hecho. 34Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y
otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le
mandó llevar a la fortaleza. 35Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado
en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; 36porque la muchedumbre del pueblo venía detrás,
gritando: ¡Muera!
Durante las festividades que tenían
lugar en Jerusalén, por lo regular, el procurador se trasladaba de Cesárea
marítima a Jerusalén con el propósito de observar de cerca a los judíos, ya que
todas las fiestas que celebraban (y celebran aún) tenían que ver con el tema de
la libertad de Israel y de la venida del Mesías, por consiguiente era común
escuchar mensajes que incluso podían provocar un ardid entre los judíos y motivar
una revuelta o estallido social en el lugar, lo cual no era nada conveniente
para los romanos, quienes gobernaban toda esa zona del medio oriente.
Desde la “Fortaleza Antonia” los
romanos observaban meticulosamente todo lo que los Judíos hacían durante las
fiestas para evitar cualquier disturbio y/o situación beligerante. Este lugar
era el cuartel general de “la compañía”, compuesta por mil hombres (V.31) y a
la vez la residencia del “tribuno” u oficial de mayor rango. Esta fortaleza se
encontraba ubicada sobre un precipicio (V. 35) desde el cual se divisaba toda
el área del templo; y desde ese punto estratégico, los centinelas romanos se
percataron del alboroto e informaron a su comandante (V. 31-32).
El uso del plural “centuriones” (V.
32) sugiere que Claudio Lisias (ver Hch. 23:26) llevó a por lo menos 200
soldados con él, puesto que cada centurión comandaba cien hombres.
Es bien seguro que los escritores bíblicos no
tuvieron el propósito ni el deseo de ser mal entendidos. Ni tampoco es
razonable suponer que las Santas Escrituras, dadas por inspiración de Dios,
tengan la naturaleza de un enigma a fin de ejercitar la ingenuidad del lector,
mucho menos cuando nos encontramos con la orden dada por Dios:
Dt. 27:8 “Y escribirás muy
claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.”
Por consiguiente, debe esperarse
que los sanos principios de hermenéutica sirvan de elementos de seguridad y de
satisfacción adicionales en el Estudio de la Palabra de Dios.
El sentido histórico‑gramático de
un escritor es una interpretación de su
lenguaje, tal como las leyes de la gramática y los hechos de la historia lo
exigen. No se preparó un lenguaje nuevo para los autores de las Escrituras;
ellos se conformaron al lenguaje corriente del país y de la época. De otra
manera sus composiciones hubiesen sido ininteligibles.
Es necesario que prestemos
atención a las definiciones y construcciones que un autor da a sus propios
términos y jamás pensar que intenta contradecirse o confundir a sus lectores.
También debe estudiarse el texto, así como la conexión de ideas, a fin de
entender el asunto general, el plan y el propósito del escritor.
Pero muy especialmente es necesario determinar la correcta
construcción gramatical de las frases. El sujeto, el predicado y las cláusulas
subordinadas deben analizarse cuidadosamente y todo el documento, libro o
epístola, tiene que ser considerado, en cuanto sea posible, desde el punto de
vista histórico del autor.
El sentido histórico‑gramatical
se desarrolla, además, por el estudio, tanto del contexto como del objeto de la
obra de un autor. La palabra "contexto" (en latín "con"
significa junto y "textus" quiere decir tejido)
denota algo que está tejido junto o entramado (como si fuera una tela) y,
cuando se la aplica a un documento escrito, se entiende por ella la conexión
de pensamiento que se supone debe existir en cada uno de los pasajes o
períodos que, sumados, forman el conjunto del documento. A esto algunos dan el
nombre de conexión.
El contexto inmediato es el que inmediatamente precede o sigue a una
palabra o sentencia dadas. Contexto
remoto es aquel cuya conexión no es tan cercana y puede abarcar todo un
párrafo o sección.
HERMENÉUTICA Y EXÉGESIS
El término exégesis (del griego exeghéomai)
significa explicar, interpretar y describir, resultando ser casi un sinónimo de
la palabra hermenéutica; sin embargo, hay una diferencia técnica importante:
La hermenéutica es la ciencia que
establece los principios y normas para la interpretación y la exégesis es la
que los aplica. Entonces el exégeta (usted) es el que aplica las diferentes técnicas, principios o normas de
interpretación correctamente para una clara comprensión y exposición de la
Palabra de Dios.
SIGNIFICADO Y SENTIDO
Debemos tomar en consideración
que estas dos palabras tienen un peso importante al interpretar textos, ya que
no es lo mismo “significado” que “sentido”.
El significado es absoluto; cada palabra o
término tiene su propio significado y es lo que la palabra quiere decir por sí
misma. Cada palabra tiene un solo significado.
El sentido, por
el contrario, es rico y variado; cada término tiene o puede tener una gran
variedad de sentidos.
Por ejemplo, la palabra “blanco”
básicamente se refiere a un color de la escala cromática, ese es su
significado.
Pero de acuerdo con las
circunstancias y contextos en que se usa esa palabra, puede pasar a tener
muchos sentidos. Esta palabra puede referirse a:
- Un punto al que se apunta para disparar
- Un estado de pureza,
- Un apellido, etc.
El significado lo da la
palabra en sí misma, pero el sentido se lo dan el uso o las circunstancias.
EL PUNTO DE VISTA HISTÓRICO
Al interpretar un documento es de
primordial importancia descubrir quién fue su autor y determinar la época, el
lugar y las circunstancias en que escribió. Por consiguiente, el intérprete
debe tratar de olvidar el momento y
circunstancias actuales y trasladarse
a la posición histórica del autor, mirar a través de sus ojos, darse cuenta del
ambiente en que actuó, sentir con su corazón y asir sus emociones.
Aquí notamos el alcance del
término “interpretación histórico‑gramatical”. Tenemos que apropiarnos no sólo
la tendencia gramatical de las palabras y frases sino, también, sentir la
fuerza y la situación de las circunstancias históricas que, en alguna forma,
pudieron afectar al escritor. De ahí, también, puede deducirse cuán íntimamente
relacionado puede estar el objeto o designio de un escrito con la ocasión que
sugirió su producción. La individualidad del escritor, su medio ambiente, sus
necesidades y deseos, su relación para con aquellos para quienes escribió, su
nacionalidad y la de ellos, el carácter de la época en que escribió, todas
estas cosas son asuntos de la mayor importancia para una perfecta
interpretación de los varios libros de la Biblia.
Especialmente debiera el
intérprete tener un concepto claro del orden de los acontecimientos
relacionados con todo el curso de la historia sagrada, tales como la historia
contemporánea (hasta donde se pueda conocer) de las grandes naciones y tribus
de los tiempos patriarcales; los grandes poderes de Egipto, Asiria, Babilonia
y Persia, naciones con las cuales los israelitas estuvieron varias veces en
contacto; el Imperio Macedónico, con sus posteriores ramas tolemaicas y
seleucidaicas (que infligieron muchas penas al pueblo judío) y la conquista y
dominio subsiguientes de los romanos.
El exegeta debiera ser capaz de
situarse en cualquier punto de esta línea de la Historia, donde quiera que
pueda hallar la época de su autor; y desde allí asir vívidamente las remotas
circunstancias. Debe buscar familiaridades con las costumbres, vida, espíritu,
ideas y ocupaciones de aquellas diferentes épocas y tribus y naciones, para
poder distinguir prontamente entre lo que perteneció a una y lo que perteneció
a otra.
Con semejante conocimiento estará
habilitado no sólo para trasportarse con el pensamiento a una época dada sino,
también, para evitar el confundir las ideas de una época o raza con las de
otra.
No es tarea fácil el despojarse
del instante actual y transportarse a una época pasada. Sin embargo, esto es
parte del ejercicio espiritual que dará al exégeta la capacidad para no solo
estudiar sino también vivir la Biblia.
Cuestionario.
- ¿Qué es hermenéutica?
- ¿Qué preguntas debemos hacernos inicialmente para un mayor provecho de la Palabra de Dios?
- ¿A qué se refiere el término “contextualización”?
- ¿Qué diferencia existe entre el contexto inmediato y el remoto?
- ¿Cuál es la diferencia entre hermenéutica y exégesis?
- ¿Cuál es la diferencia entre significado y sentido?
- ¿A qué se refiere el método de interpretación conocido como “histórico-gramatical”?
Muchas gracias por la claridad para explicar1
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