viernes, 25 de mayo de 2012

Seminario de hermenéutica. Capítulo 5 - Reglas para la interpretación de las Escrituras


REGLAS PARA LA INTERPRETACIÓN DE LAS ESCRITURAS


REGLAS PARA LA INTERPRETACIÓN Y ESTUDIO DE LA BIBLIA
Antes de iniciar, definiremos algunos términos que se emplearán en esta sección.
Texto. (Del lat. textus). m. 1. Enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos. || 2. Pasaje citado de una obra escrita u oral.
Contexto. (Del lat. contextus). m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados. || 2. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen.
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Regla fundamental
La Biblia es su propio intérprete. Ella no requiere de defensas o argumentos a favor de lo que enseña. La Biblia es explicada por la misma Biblia.
Al ignorar esta máxima se pueden tomar textos fuera de su contexto fácilmente y no solo eso, sino también enseñarse de manera equívoca con resultados que pueden llegar a ser devastadores. Si entendemos esta regla primordial evitaremos caer en serios errores. Debemos recordar que el primer mal intérprete de las Escrituras fue satanás (Gen. 3:1-6; Mt. 4:1-11). Por lo tanto, si el estudiante de la Biblia no se toma el tiempo para aprender a trazar la Biblia podemos fácilmente sucumbir al error sin darnos cuenta aún.
La Ley de Jehová es perfecta (Sal. 19:7) y no hay error alguno en ella sino en el hombre; y ha sido inspirada divinamente y nos ha sido dada para enseñarnos, redargüirnos, corregirnos e instruirnos en justicia a fin de que alcancemos la perfección por medio de ella y estemos enteramente preparados para realizar toda buena obra (2 Ti. 3:15-16). El Señor Jesucristo nos exhorta a escudriñar las Escrituras para hallar la verdad, y no a interpretar las Escrituras para establecer la verdad a nuestro antojo (Jn. 5:39).
Si deseamos ser fieles a Dios debemos permitir que la Palabra se interprete por sí misma sin quitarle o añadirle. El Señor advierte lo siguiente: (Ap. 22:18-19). De esta regla se desprenden otras varias que analizaremos a continuación.



Regla No. 1.
Se deben tomar las palabras en su sentido usual y ordinario (figurado); es decir, en lenguaje fácil de entender de acuerdo a la época en que fue escrito. Aquí aplican los hebraísmos o términos usados por lo judíos para referirse a algunas cosas (Lc. 14:1).
Debe tenerse en cuenta que el sentido usual y ordinario no siempre equivale al sentido literal; es decir, el tomar las palabras y frases en su sentido ordinario o literal, no significa que siempre debe tomarse “al pie de la letra”. Como se sabe cada idioma tiene sus modos propios y peculiares de expresión, y tan singulares, que si se traducen al pie de la letra se pierde o se destruye completamente el sentido real y verdadero.
El lenguaje usado por los escritores sagrados no es propio de personas cultas o de cierta clase social, sino que usaron un lenguaje tan sencillo que cualquiera podía entenderles. Nunca usaron un lenguaje rebuscado o seco, sino uno figurado y popular. En todos sus mensajes utilizaron toda clase de figuras retóricas, símiles, parábolas y expresiones simbólicas con el único propósito de enriquecer sus palabras, además de usar ejemplos prácticos y aplicables a su época.
Veamos algunos ejemplos:
Ejemplo 1. (Gen. 6:12): “toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. Tomando aquí las palabras “carne” y “camino” en sentido literal, el texto pierde significado por completo. Pero tomándola en sentido ordinario, al usarse como figuras, es decir, “carne” en sentido de “persona” y “camino” en sentido de costumbres, modo de vivir o proceder, ya no solo tiene significado, sino además un significado terminante, diciéndonos que “toda persona había corrompido su modo de vivir”; y dentro del contexto, Pablo declara, su figura, diciendo: “No hay quien haga lo bueno” (Rom. 3:12).
Ejemplo 2. (Lc. 15:8): “Pregunta Jesús: ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma no enciende el candil y barre la casa y busca con diligencia hasta hallarla?”. En este verso, tomado al pie de la letra, si bien hallamos una pregunta interesante, estamos lejos de comprender la verdad que encierra. Pero sabiendo que contiene una parábola, cuyas partes principales y figurativas requieren interpretación y designan realidades correspondientes a las figuras, no vemos aquí ya meramente una pregunta interesante, sino a una mujer que representa a Cristo; un trabajo afanoso que representa un trabajo semejante que está llevando a cabo Cristo; y una moneda perdida, que representa al hombre perdido en el pecado; todo esto exponiendo e ilustrando admirablemente la misma verdad que expresa Cristo sin parábola, diciendo: "El hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido." (Lc. 19:10).

Actividad. Aplicando la regla fundamental y la regla no. 1, interprete Jn. 5:39, que dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;. Para interpretarlo, considere lo siguiente: ¿A quién se estaba dirigiendo y porqué les decía que escudriñaran las Escrituras?


Regla No. 2.
Tomar las frases o las palabras en el sentido que indican el conjunto de palabras que rodean la frase.
Por ejemplo:
Ejemplo 1. Usando la palabra “FE”.
(Gal. 1:23): “Solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba.” Del conjunto de palabras de esta frase vemos claramente que la palabra fe, aquí se refiere a la doctrina del evangelio.
(Hch. 17:31): “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Del conjunto de palabras de esta frase vemos claramente que la palabra fe, aquí no significa confianza ni creencia en el evangelio sino se refiere al testimonio de los hechos.
Ejemplo 2. Usando la Palabra “CARNE”.
(Ef. 2:3): "Vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne…”;  aquí la palabra carne se refiere a los deseos que nos llenan de placeres y deleites y que satisfacen únicamente a nuestros sentidos pero jamás a nuestro espíritu.
(Gal. 3:3): "¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?"; aquí la palabra carne se refiere a los ritos que observaba la ley mosaica.

Actividad. Aplicando la regla fundamental, la regla no. 1 y 2, interprete Rom. 6:12-13, que dice: “12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”.
Apoye sus palabras con otras citas bíblicas.

Regla No. 3.
Tomar las palabras en su contexto; es decir, considerar los versículos anteriores y posteriores para lograr una correcta interpretación de cualquier pasaje escritural, por muy oscuro que este parezca. Por lo cual, debemos empezar a leer unos versículos antes y continuar leyendo unos versículos después del texto que pareciera difícil de estudiar y comprender.
Cuando estudiamos cualquier pasaje o expresión dentro de su contexto, nos encontramos con datos que nos aclaran el panorama y nos disipan cualquier duda que pudiera surgir al estudiárseles.
Ejemplo.
Habiendo dicho Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna” y “mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Jn. 6:54-55). Solo leyendo el contexto podremos saber si estas frases se deben tomar en el sentido material o espiritual. Efectivamente leemos en Jn. 6:63: “El Espíritu (el sentido espiritual de lo dicho) es el que da vida; la carne (el sentido material) para nada aprovecha.” Comer la carne y beber la sangre equivale, pues, a apropiarse por la fe del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, de lo que, como se sabe, resulta la vida eterna del creyente (Jn. 6:48-63).


Actividad. Aplicando la regla fundamental, la regla no. 1, 2 y 3, interprete Mt. 18:18, que dice: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo..
¿A qué se refiere esta cita?


 Regla No. 4.
Tomar en consideración el propósito del libro o pasaje en que ocurren las palabras o expresiones oscuras. Esta regla no es más que la ampliación de las anteriores en caso de no ofrecer suficiente luz, ni el conjunto de la frase ni el contexto, para remover la dificultad y disipar toda duda. Esta regla se usa cuando las primeras tres reglas no han logrado esclarecer algún pasaje.

El propósito de un libro se conoce leyéndolo completamente y estudiándolo con atención varias veces, teniendo en cuenta cuándo y a qué personas se escribió.
Por poner algunos ejemplos vemos que el propósito de toda la Biblia lo hayamos en Rom. 15:4 y 2ª Tim. 3:16-17; el de los evangelios, en Jn. 20:31; el de 2ª P. en el capítulo 3:2; el de los proverbios en el capítulo 1:1,4.

Ejemplos: Es evidente que las cartas a los gálatas y a los colosenses fueron escritas debido a los errores que, con gran daño, pretendían implantar en las iglesias algunos falsos maestros (pseudo-creyentes) que judaizaban la doctrina de la gracia de Dios. Estas cartas tienen como propósito el exponer con toda claridad la salvación dada gratuitamente por Dios a través del sacrificio de Cristo en la cruz sin las obras de la ley, siendo esto totalmente contrario a las enseñanzas judaizantes, las cuales predicaban las obras de la ley como, la observancia de días y ceremonias judaicas, la disciplina o flagelación del cuerpo, entre muchas más.

El tomar en cuenta el propósito del libro estudiado, nos ayuda a aclarar las contradicciones aparentes. Cuando Pablo dice en la carta a los Romanos  que el hombre se justifica por la fe sin las obras (Rom. 3:28), mientras que Santiago afirma que el hombre se justifica por las obras y no solamente por la fe (Stgo. 2:24), desaparece la contradicción aparente desde el momento que tomamos en consideración el diferente propósito que lleva cada una de esas cartas.
Pablo combate y refuta el error de los que confiaban en las obras de la ley mosaica como medio de la justificación rechazando la fe en Cristo; por otra parte, Santiago combate el error de unos desordenados que se contentaban con una fe imaginaria, descuidando o rechazando las buenas obras a partir de un corazón renovado por la fe en Jesucristo.

La justificación ante Dios de un hombre depravado se hace únicamente por la fe en Jesucristo y sin las obras de la ley; pero el mayor testimonio de que hemos creído en el Señor y que hemos renunciado a la vida de maldad se hace evidente por medio de las obras. El Señor Jesucristo dijo, referente a esto último: “por sus frutos los conoceréis”.


Actividad. Aplicando la regla 4, indique el propósito de la carta de Judas.



Regla No. 5. 
Es importante comparar los pasajes paralelos.

¿Qué son los pasajes paralelos? Todos aquellos pasajes que tienen una relación entre sí mismos o que se refieren, de algún modo inclusive, a un mismo asunto.
Es importante considerar que el paralelismo se da tanto en palabras como en ideas y enseñanzas generales.

Ejemplo 1: Las marcas de Cristo
(Ga. 6:17)
De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.
Este texto es muy usado por aquellos que dicen tener unas marcas o estigmas en el cuerpo, incluso los católicos lo usan mucho para justificar la flagelación.
Para interpretar este texto y entenderle correctamente es necesario aplicar esta regla. Veamos.
(2 Co. 4:10-11)
10llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
(2 Co. 11:23-28)
23¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 24De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
(Flp. 4:12-13)
12Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Entonces de acuerdo a estos pasajes paralelos podemos darnos cuenta de que Pablo al referirse a las “marcas” se estaba refiriendo todo el castigo recibido a manos de sus perseguidores o por las circunstancias vividas por causa del evangelio de Cristo.
Estos eran pues, los resultados físicos de la persecución (cicatrices, heridas y más) que identificaban a Pablo como alguien que había sufrido por el Señor (Hch. 14:19, 16:22; 2 Co. 11:25).


Ejemplo 2: Las vestiduras del creyente

(Ga. 3:27)
porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Algunas doctrinas han interpretado mal este texto para argumentar su forma de vestir (como monjas o totalmente tapados con túnicas). Comparemos los pasajes paralelos:
(Rom. 13:13-14)
13Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
(Col. 3:12-14)
12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

Por medio de estos pasajes podemos darnos cuenta claramente que las Escrituras nunca se están refiriendo a un tipo de atuendo o ropa en particular sino más bien a los frutos que todo creyente fiel debe manifestar ante todos. No obstante, vestir decorosamente y sin ostentación, de tal modo que nuestra indumentaria sea el reflejo de una vida sobria, eso sí agrada y honra a Dios.


Actividad. Aplicando la regla 5, explique Mateo 16:18.

Seminario de hermenéutica. Capítulo 4 - La hermenéutica en general



LA HERMENÉUTICA EN GENERAL

            La hermenéutica, dicho de un modo sencillo, ha sido definida como la ciencia de la interpretación. El término viene del griego “hermenevein” o “hermeneuo”. Interpretar también puede significar: explicar o traducir.

Una definición más completa es: “la ciencia que estudia y define principios y métodos para interpretar el sentido o significado  de un determinado autor u obra.”; y en lo que respecta a nosotros, en este seminario nos ocuparemos de conocer los principios y reglas establecidos para el estudio de los Escritos Sagrados.

El objetivo primario y básico de la hermenéutica es descubrir y explicar, hasta donde sea posible, el significado original del texto bíblico, tomando en consideración que “toda la Escritura es inspirada por Dios” y que para poder entenderle e interpretarle correctamente es necesario contar con la ayuda del Autor y Maestro de este majestuoso Libro, el Altísimo Dios Todopoderoso; y que contiene, además, un mensaje no solo para la época en que los Hagiógrafos Sagrados fueron inspirados para escribirla sino para todas las épocas, por lo cual decimos que “Dios es el mismo, ayer hoy y siempre”.
           
Para mayor provecho de la Palabra de Dios, el estudiante serio de las Escrituras debe realizarse siempre 2 preguntas primarias:
1.      ¿Qué quiso decir el escritor bíblico a los primeros destinatarios del texto?, y
2.      ¿Qué nos dicen ese mismo texto y autor a nosotros hoy en día?
Para descubrir este doble significado, debemos hacer lo que llaman los eruditos “la contextualización” del texto y del mensaje; es decir, darle el sentido correcto. En esta etapa se debe situar el texto dentro del contexto o ambiente histórico, social y literario en el que fue compuesto inicialmente para descubrir el significado o sentido primario que el autor quiso dar a sus primeros lectores u oyentes.
Luego debemos situar ese mismo texto en el contexto en el que vive el lector o destinatario actual para descubrir lo que realmente quiere decir Dios al lector contemporáneo.
Especialmente importante para el exegeta es el transportarse mentalmente a la época de un escritor an­tiguo, estudiar las circunstancias que le rodeaban al escri­bir y, entonces, mirar al mundo desde el punto de vista del escritor.
Ejercicio. Dado lo anterior, analicemos Hch. 21: 27-36.
27Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, 28dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. 29Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. 30Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas. 31Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. 32Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. 34Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. 35Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; 36porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera!
Durante las festividades que tenían lugar en Jerusalén, por lo regular, el procurador se trasladaba de Cesárea marítima a Jerusalén con el propósito de observar de cerca a los judíos, ya que todas las fiestas que celebraban (y celebran aún) tenían que ver con el tema de la libertad de Israel y de la venida del Mesías, por consiguiente era común escuchar mensajes que incluso podían provocar un ardid entre los judíos y motivar una revuelta o estallido social en el lugar, lo cual no era nada conveniente para los romanos, quienes gobernaban toda esa zona del medio oriente.
Desde la “Fortaleza Antonia” los romanos observaban meticulosamente todo lo que los Judíos hacían durante las fiestas para evitar cualquier disturbio y/o situación beligerante. Este lugar era el cuartel general de “la compañía”, compuesta por mil hombres (V.31) y a la vez la residencia del “tribuno” u oficial de mayor rango. Esta fortaleza se encontraba ubicada sobre un precipicio (V. 35) desde el cual se divisaba toda el área del templo; y desde ese punto estratégico, los centinelas romanos se percataron del alboroto e informaron a su comandante (V. 31-32).
El uso del plural “centuriones” (V. 32) sugiere que Claudio Lisias (ver Hch. 23:26) llevó a por lo menos 200 soldados con él, puesto que cada centurión comandaba cien hombres.

Es bien seguro que los escritores bíblicos no tuvieron el pro­pósito ni el deseo de ser mal entendidos. Ni tampoco es razonable suponer que las Santas Escrituras, dadas por inspiración de Dios, tengan la naturaleza de un enigma a fin de ejercitar la ingenuidad del lector, mucho menos cuando nos encontramos con la orden dada por Dios:

Dt. 27:8Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.
Por consiguiente, debe esperarse que los sanos principios de hermenéu­tica sirvan de elementos de seguridad y de satisfacción adicionales en el Estudio de la Palabra de Dios.
El sentido histórico‑gramático de un escritor es una interpretación de su lenguaje, tal como las leyes de la gramática y los hechos de la historia lo exigen. No se preparó un lenguaje nuevo para los autores de las Escrituras; ellos se conformaron al lenguaje corriente del país y de la época. De otra manera sus composiciones hubiesen sido ininteligibles.
Es necesario que prestemos atención a las definiciones y construcciones que un autor da a sus propios términos y jamás pensar que intenta contradecirse o confundir a sus lectores. También debe estudiarse el texto, así como la conexión de ideas, a fin de entender el asunto general, el plan y el propósito del escritor.
Pero muy especialmente es necesario determinar la correcta construcción gramatical de las frases. El sujeto, el predicado y las cláusulas subordinadas deben analizarse cui­dadosamente y todo el documento, libro o epístola, tiene que ser considerado, en cuanto sea posible, desde el punto de vista histórico del autor.
El sentido histórico‑gramatical se desarrolla, además, por el estudio, tanto del contexto como del objeto de la obra de un autor. La palabra "contexto" (en latín "con" significa junto y "textus" quiere decir tejido) denota algo que está tejido junto o entramado (como si fuera una tela) y, cuando se la aplica a un docu­mento escrito, se entiende por ella la conexión de pensa­miento que se supone debe existir en cada uno de los pasajes o períodos que, sumados, forman el conjunto del documento. A esto algunos dan el nombre de conexión.
El contexto inmediato es el que inmediatamente precede o sigue a una palabra o sentencia dadas. Contexto remoto es aquel cuya conexión no es tan cercana y puede abarcar todo un párrafo o sección.

HERMENÉUTICA Y EXÉGESIS
El término exégesis (del griego exeghéomai) significa explicar, interpretar y describir, resultando ser casi un sinónimo de la palabra hermenéutica; sin embargo, hay una diferencia técnica importante:
La hermenéutica es la ciencia que establece los principios y normas para la interpretación y la exégesis es la que los aplica. Entonces el exégeta (usted) es el que aplica las diferentes técnicas, principios o normas de interpretación correctamente para una clara comprensión y exposición de la Palabra de Dios.

SIGNIFICADO Y SENTIDO
Debemos tomar en consideración que estas dos palabras tienen un peso importante al interpretar textos, ya que no es lo mismo “significado” que “sentido”.  
El significado es absoluto; cada palabra o término tiene su propio significado y es lo que la palabra quiere decir por sí misma. Cada palabra tiene un solo significado.
El sentido, por el contrario, es rico y variado; cada término tiene o puede tener una gran variedad de sentidos.
Por ejemplo, la palabra “blanco” básicamente se refiere a un color de la escala cromática, ese es su significado.
Pero de acuerdo con las circunstancias y contextos en que se usa esa palabra, puede pasar a tener muchos sentidos. Esta palabra puede referirse a:
  1. Un punto al que se apunta para disparar
  2. Un estado de pureza,
  3. Un apellido, etc.

El significado lo da la palabra en sí misma, pero el sentido se lo dan el uso o las circunstancias.

EL PUNTO DE VISTA HISTÓRICO
Al interpretar un documento es de primordial importancia descubrir quién fue su autor y determinar la época, el lugar y las circunstancias en que escribió. Por consiguiente, el intérprete debe tratar de olvidar el momento y circunstancias actuales y trasladarse a la posición histórica del autor, mirar a través de sus ojos, darse cuenta del ambiente en que actuó, sentir con su corazón y asir sus emociones.
Aquí notamos el alcance del término “interpretación histórico‑gramatical”. Tenemos que apropiarnos no sólo la tendencia gramatical de las palabras y frases sino, también, sentir la fuerza y la situación de las circunstancias históricas que, en alguna forma, pudieron afectar al escritor. De ahí, también, puede deducirse cuán íntimamente relacionado puede estar el objeto o designio de un escrito con la ocasión que sugirió su producción. La individualidad del escritor, su medio ambiente, sus necesidades y deseos, su relación para con aquellos para quienes escribió, su nacionalidad y la de ellos, el carácter de la épo­ca en que escribió, todas estas cosas son asuntos de la mayor importancia para una perfecta interpretación de los varios libros de la Biblia.
Especialmente debiera el intérprete tener un concepto claro del orden de los acontecimientos relacionados con todo el curso de la historia sagrada, tales como la historia contemporánea (hasta donde se pueda conocer) de las grandes naciones y tribus de los tiempos patriarcales; los grandes poderes de Egipto, Asi­ria, Babilonia y Persia, naciones con las cuales los israelitas estuvieron varias veces en contacto; el Imperio Macedónico, con sus posteriores ramas tolemaicas y seleucidaicas (que infligieron muchas penas al pueblo judío) y la conquista y dominio subsiguientes de los romanos.
El exegeta debiera ser capaz de situarse en cualquier punto de esta línea de la Historia, donde quiera que pueda hallar la época de su autor; y desde allí asir vívidamente las remo­tas circunstancias. Debe buscar familiaridades con las costumbres, vida, espíritu, ideas y ocupaciones de aquellas diferentes épocas y tribus y naciones, para poder distinguir prontamente entre lo que perteneció a una y lo que perteneció a otra.
Con semejante conocimiento estará habilitado no sólo para trasportarse con el pensamiento a una época dada sino, también, para evitar el confundir las ideas de una época o raza con las de otra.
No es tarea fácil el despojarse del instante actual y transportarse a una época pasada. Sin embargo, esto es parte del ejercicio espiritual que dará al exégeta la capacidad para no solo estudiar sino también vivir la Biblia.

Cuestionario.
  1. ¿Qué es hermenéutica?
  2. ¿Qué preguntas debemos hacernos inicialmente para un mayor provecho de la Palabra de Dios?
  3. ¿A qué se refiere el término “contextualización”?
  4. ¿Qué diferencia existe entre el contexto inmediato y el remoto?
  5. ¿Cuál es la diferencia entre hermenéutica y exégesis?
  6. ¿Cuál es la diferencia entre significado y sentido?
  7. ¿A qué se refiere el método de interpretación conocido como “histórico-gramatical”?